En otoño, las vacaciones suelen terminar, volvemos al trabajo y los más peques de casa vuelven a la escuela. Una alimentación saludable debe cubrir las necesidades de tu organismo en esta época del año o en cualquier otra. Y cada estación tiene sus propios alimentos que aportan los nutrientes necesarios de forma diversa y estacional. Una dieta equilibrada debe ser satisfactoria y coherente con las costumbres y la gastronomía locales. Los carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales son nutrientes que deben estar presentes en los alimentos junto con el agua. Con el cambio de estaciones y la vuelta al trabajo diario todos nos sentimos un poco cansados y estresados. Te recomendamos incluir en tu dieta alimentos bajos en grasas y que aporten energía, como pasta, arroz, legumbres y patatas. Las vitaminas y minerales también se pueden perder debido al estrés, así que no te quedes sin deficiencias.
Las vitaminas y los minerales son ingredientes esenciales.
Se deben tomar cantidades adecuadas según la edad y el estado fisiológico de la persona. Están ampliamente presentes en los alimentos y se requiere una dieta diversa para satisfacer las necesidades de estos micronutrientes. Las frutas, verduras y hortalizas de hojas verdes son fuentes importantes de vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra (vitamina C, folato, vitamina E, betacaroteno, zinc, calcio y magnesio).
Las naranjas, mandarinas, limones, kiwis y pimientos son ricos en vitamina C. Las almendras, las avellanas y los aguacates, por el contrario, son ricos en vitamina E.
En particular, los mariscos y los productos integrales contienen zinc.
¿Puedo continuar con la dieta mediterránea en otoño? Las frutas de verano como la sandía contienen mucha agua, lo que favorece la hidratación en altas temperaturas. Por otro lado, los cítricos, populares desde el otoño hasta el invierno, son ricos en vitamina C, eficaz para prevenir los resfriados.
Para los adultos mayores, administrar selenio, zinc o vitamina E (que actúa como antioxidante) puede ayudar a reducir las infecciones respiratorias.
Esto aporta una perspectiva importante. Todos estos nutrientes se encuentran en la dieta mediterránea, es decir, alimentos, animales y vegetales ricos en vitaminas y minerales.
Esta dieta con actividad física es un buen ejemplo de alimentación saludable.